Quinto Elemento

En Las aventuras de Pipo, Pablo Mainetti incursiona en un mundo de letras y homenajes


23 de septiembre de 2021

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Las aventuras de Pipo
Lanzamiento Los Años Luz Discos
Un disco donde un compositor (Pablo Mainetti) homenajea a una pianista y cantante (Lucía Maranca) quien, a su vez, homenajea a su hermano escritor (Aldo Maranca)
Disponible en las principales plataformas digitales desde el jueves 2 de agosto.

Basado en la obra para ensamble estrenada en el CTC del Teatro Colón en 2017, y como homenaje a la genial cantante y pianista Lucía Maranca -fallecida ese mismo año-, el bandoneonista y compositor Pablo Mainetti presenta “Las aventuras de Pipo” (Los Años Luz Discos), álbum en el que queda inmortalizazo este proyecto donde la propia Lucía lee en vivo los cuentos escritos por su hermano Aldo, generando un hipnótico clima de emotividad. 

El libro “Las aventuras de Pipo” relata las peripecias de Pipo, niño que nunca hace caso a sus mayores, a lo largo de tres cuentos: Pipo y la basura, Juanita y la muela picada y Aire y yuyos de la sierra. En el primero, Pipo está tan sucio que los recolectores de basura lo confunden con una bolsa de residuos. En el segundo, una niña llamada Juanita tiene los dientes “a la miseria” por comer tantos caramelos, y en el tercero, Pipo emprende un viaje de tintes épicos para buscar una medicina que logre sanar a su madre, desahuciada por una enfermedad intratable, al menos por la medicina occidental. Decidido a salvarla, recorre un camino que lo lleva a vivir emocionantes aventuras hasta descubrir el mágico mundo de la medicina ancestral, basada en las plantas curativas. 


“Las aventuras de Pipo” es una colección de relatos donde el mundo de los adultos es observado a través del tamiz de la mirada de un niño. Maranca lee y Mainetti imagina sonoridades que acompañan sus lecturas. La unión de esas dos músicas: la que forma la voz narradora de Lucía y la que dibuja el sonido de los instrumentos soñados por Pablo, logra como resultado una experencia sonora que impacta y transporta a quienes la escuchan, sean adultos o niños.

Dice Pablo Mainetti: “Compuse la música de ´Las aventuras de Pipo´ a partir de la grabación de la voz de Lucía. Todos los ritmos, tempos, atmósferas y climas que se desprenden de las melodías, son el reflejo del hallazgo interpretativo de Lucia; de lo que esos textos escritos por su propio hermano iban generando en sus emociones a medida que eran leídos”.

Dice Francisco Kröpfl: “La obra se presentó a fines de julio de 2017. Durante una semana, hubo dos representaciones diarias a sala llena. 

Al día siguiente, Lucía viajó con Luciana, hija de su sobrino Gabriel, hijo de Aldo, a su querida ciudad natal, Florencia.  Estuvo varias semanas caminando sus calles, recorriéndola. Gabriel se reunió con ellas en la última etapa del viaje.

Yo la llamé la mañana misma de su regreso a Buenos Aires; estaba exultante. En vez de descansar, se puso a limpiar su casa. Pero la volví a llamar a la noche y estaba agotada.

A la mañana siguiente, Lucía ya no estaba con nosotros. Fue enorme el dolor que sentimos sus amigos y alumnos.

Desde un comienzo, el proyecto de Pablo fue pensado para ser grabado, para quedar como el testimonio de un proyecto de valor inusual, porque todos conocíamos el talento único de Lucía como formidable pianista y cantante, pero no su faceta histriónica.  

Pablo grabó el texto con la voz de Lucía, que sirvió como base de la composición de la música. Luego hizo la mezcla y es así que nos queda este maravilloso legado de un proyecto único.

Por mi parte, quiero agradecerle a Pablo por esta excelente iniciativa”.

Editado bajo el sello Los Años Luz Discos,   “Las aventuras de Pipo” mixtura melodías propias de música popular con singulares y enigmáticas sonoridades de la música contemporánea del siglo XX. La composición en su conjunto es una experimentación con antecedentes en La historia del soldado de Stravinsky, Pierrot Lunaire de Schöemberg o El martillo sin dueño de Boulez. 

Pablo Mainetti comenzó sus estudios de música y bandoneón con Rodolfo Mederos. Se perfeccionó luego en su instrumento con Daniel Binelli, Julio Pane y Néstor Marconi y de composición con Gabriel Senanes, Daniel Montes y Francisco Kropfl. También cursó estudios en la Escuela de Música Popular de Avellaneda. Comenzó su actividad profesional a fines de la década de 1980, participando en el espectáculo de tango de Miguel Ángel Zotto, y en presentaciones con Marconi y Binelli. En 1992 acompañó a Mederos en unos conciertos en Sevilla, y allí se dieron las circunstancias como para que se quedara en España, donde permaneció hasta 1998. Durante esa estadía trabajó sistemáticamente como intérprete y estudió composición con Alejandro Civilotti, quien le recomendó cursar estudios en esa especialidad en el Conservatorio Profesional de Música de Badalona, Barcelona, especializado en música contemporánea. Entre las actividades desarrolladas en España se destaca la grabación del Concierto para bandoneón y orquesta de Piazzolla, que fue acompañado, en la edición del sello Harmonia Mundi, por los Tres movimientos tanguísticos porteños, con la Orquesta de Cámara del Teatro Lliure, dirigida por Josep Pons. Esta grabación le abrió luego las puertas para presentarse como solista en numerosos organismos, como la Orquesta Nacional de España, Orquesta de la BBC de Londres, Orquesta Gulbenkian de Lisboa, y Sinfónica de Praga, entre otras. 

A su regreso a Argentina ingresó a la Orquesta del Tango de Buenos Aires, en ese entonces dirigida por Raúl Garello y Carlos García. Al mismo tiempo compartió actuaciones con Leopoldo Federico, Julián Plaza, Osvaldo Berlingieri y el Sexteto Mayor, y acompañó a cantantes como Roberto Goyeneche, María Graña, Amelita Baltar y Raúl Lavié, entre otros. En 1999 organizó un quinteto propio, con el que muy pronto grabó un primer CD, de tres que hasta ahora ha editado. En el año 2000 se incorporó por concurso en el Quinteto Astor Piazzolla con el que participó en los conciertos en Argentina y en giras europeas y latinoamericanas hasta 2017. 

Con los años comenzó a utilizar su quinteto para diversos proyectos compositivos propios además de la producción tanguística.  Por caso, compuso la música para ser ejecutada en vivo durante la proyección del cortometraje mudo La vuelta al bulín, de José Ferreyra (1926), presentado en el Festival de Tango de Buenos Aires; y la música para la obra para niños, en formato de teatro musical, Las aventuras de Pipo, basada en un libro de literatura infantil de Aldo Maranca, con libreto de Miguel Galperín leído por Lucía Maranca, hermana del autor, representada en 2017  en el Centro de Experimentación del Teatro Colón.

Ha compuesto numerosas obras de cámara y sinfónicas. Participó en la edición 2018 de la Composer Conference dirigida por Mario Davidovsky en la Universidad de Brandeis, Massachusetts, a partir de la cual estrenó su obra Tres movimientos para Bandoenón y Ensamble, dirigida por James Baker. En 2019 la Orquesta de música argentina Juan de Dios Filiberto con el Coro Nacional de Jóvenes estrenó su obra para coro y orquesta La música que nos llega, sobre textos de Evaristo Carriego.  Compuso también dos óperas de cámara, Ultramarina, con libreto de Edgardo Cozarinsky y dirección escénica de Marcelo Lombardero, estrenada en 2014 en Buenos Aires, y La última comilona, basada en el film La grande bouffe de Marco Ferreri, sobre libreto de Jon Paul Laka y dramaturgia de Michal Znaniecki, comisionada para la Ópera de Varsovia y aun no estrenada. 

Fue nominado a los  premios Latin Grammy (2004), al Premio Clarín a la Figura de Tango, y a los Premios Ace por la música de Ultramarina, a los Premios Carlos Gardel (2014) por Mejor álbum de Tango, y en 2019 Fue distinguido por la Fundación Konex con el Diploma al Mérito en la categoría de Instrumentista de Música Clásica 2019.

Actualmente continúa  al frente de su quinteto y forma parte del Dúo Mainetti – Angeleri y de la Selección Nacional de Tango. Se ha incorporado nuevamente al Quinteto Astor Piazzolla desde 2019 asumiendo la responsabilidad de bandoneonista principal.

Acerca de Lucía Maranca

Dijo Federico Monjeau: “Aunque Lucía Maranca era italiana, más precisamente florentina. Muy joven llegó al país con su familia. Su padre, Francesco Maranca, agrimensor y cartógrafo, fue contratado en 1948 por el Instituto Geográfico Militar argentino para trabajos de topografía. Su madre, Maria Luisa Lenchantin, discípula dilecta de Attilio Brugnoli, fue una eminente profesora de piano y continuó con esa profesión en Buenos Aires.

Lucía heredó el talento pianístico, pero además sobresalió como cantante y maestra de canto (ella hacía maravillosamente las dos cosas: nunca olvidaré la vez que la escuché cantar acompañándose en el piano una canción napolitana en el Auditorio del Colegio Pestalozzi). Ella no enseñaba a impostar, buscaba que cada alumno pudiese encontrar su propia voz. Por eso podía enseñar en cualquier género: canto de cámara, folclore, tango, pop (Daniel Melingo y Lolo de Miranda! fueron algunos de sus discípulos).

Lucía se crió en un ambiente de artistas e inventores (su último marido fue Carlos Iraldi, el creador de los instrumentos informales de Les Luthiers). Su padre también pintaba. Su hermano Fausto, trompetista aficionado, fue un imaginativo técnico electrónico muy vinculado con el desarrollo de la música electroacústica local e introdujo el GNC vehicular en el país. Aldo, su otro hermano, además de directivo de Westinghouse en la Argentina y el Brasil fue un finísimo poeta. Justamente sobre uno de sus poemas, Lento como l’alghe, el compositor Francisco Kröpfl escribió en 1952 sus Cuatro canciones de Aldo Maranca.

Esas canciones las estrenó Lucía Maranca, gran intérprete y principal musa artística de Kröpfl, quien confió a esa voz tan singular -con su dramatismo contenido y su hermoso aire toscano- varias de sus mejores creaciones musicales, entre ellas Orillas, Relato y Lento como l’alghe II” (Diario Clarín, 17 de agosto de 2017).

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